El documento examina el desarrollo y los desafíos de la ciencia durante la Edad Media, destacando el interés por la ciencia a pesar de las limitaciones impuestas por la Iglesia y la pérdida de conocimiento tras la caída del Imperio Romano. Se mencionan autores clave como Robert Grosseteste y Guillermo de Ockham, quienes sentaron las bases del pensamiento científico moderno, así como el impacto negativo de la peste negra en la innovación. Finalmente, el texto sugiere que el verdadero renacer del interés científico no ocurriría hasta el Renacimiento.
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