El documento describe la relación entre el agua y la cultura, así como los altos niveles de consumo de agua asociados con actividades culturales como el fútbol. Específicamente, se estima que una simple partida de fútbol requiere más de 570 millones de litros de agua para satisfacer las necesidades directas e indirectas de los 22 jugadores y el riego del campo. Además, se señala que los patrones culturales de consumo contribuyen a la escasez hídrica en grandes ciudades como Buenos Aires.