La civilización romana evolucionó desde una monarquía etrusca en el siglo VIII a.C. hasta un imperio que dominó el Mediterráneo. La arquitectura romana se caracterizó por el uso del arco, la bóveda y la cúpula, así como por adoptar y adaptar órdenes arquitectónicos griegos. Las ciudades romanas se organizaban en cuadrículas con calles y edificios públicos como el foro en el centro, mientras que construcciones como acueductos, puentes y cloacas apoyaban