El documento analiza la baja productividad de la economía española, destacando que el crecimiento del PIB ha sido mayormente impulsado por el aumento de factores de producción en lugar del aumento de productividad. A pesar de la recuperación post-COVID y las ayudas de Bruselas, persisten problemas estructurales como un sistema educativo deficiente y un marco regulatorio obsoleto que obstaculizan el crecimiento. Se enfatiza la necesidad de reformas profundas para mejorar la productividad y la competitividad en comparación con otras economías europeas.