La luz, propiedad geométrica del volumen habitado
- Prólogo -
Entre las artes visuales, la arquitectura produce formas animadas por la luz natural,
según el tiempo cíclico del Sol y sus perturbaciones atmosféricas. En esta peculiar relación
entre el tiempo y el espacio, muy distinta de la que organiza la música, el cine o la pintura,
el arquitecto se expresa mediante un juego de proporciones, propio o tradicional, preciso o
trazado a grandes contrastes, más o menos intuitivo o elaborado.
Para ello, necesita un sistema de notación, que le permita pensar, transmitir sus
ideas e inspirarse de ideas ajenas: analizar y diseñar.
¿Y qué encontramos en libros y revistas? Planos sin orientación, e instantáneos
fotográficos. Y, a veces, esquemas flechados, incompletos y engañosos. Las descripciones
más precisas son escasas, porque los métodos manuales resultan engorrosos y las
herramientas informáticas mal adaptadas.
Con el programa Heliodon, quisimos ofrecer al arquitecto una herramienta de ayuda al
análisis, pero sobre todo al diseño, con gráficos sintéticos, interactivos y de fácil
interpretación. Así, la arquitectura volvía a ser un juego, donde cualquier geometría revelara
sus posibles relaciones con Sol y Cielo, viajando libremente y a la vez en el tiempo cíclico y
en el espacio tridimensional.
Pero si el usuario se sentía libre y apoyado en sus diseños, quedaba la dificultad de
transmitir los resultados, pues, una vez fijados en el papel, perdían su entorno interactivo.
Según la lógica del algoritmo propuesto, la solución consistía en explorar más a fondo
las propiedades útiles de las diferentes proyecciones geométricas: equivalente (para los
factores de cielo), ortogonal (para los factores de vista, mediante la analogía de Nusselt),
isócrona (invento de los autores, para el flujo solar), gnomónica (para el diseño de las
oberturas) o cilíndrica (para controlar los relieves).
En la versión actual, proponemos dos tipos de mapas, que se calculan en planos
virtuales cortando arbitrariamente el volumen estudiado. El primero muestra los factores de
cielo, es decir: cómo se abre el edificio (o el conjunto urbano) hacia el cielo y su luz difusa.
En el segundo, se integra el flujo solar en un periodo del año libremente elegido.
Es importante insistir en que tales cálculos se realizan en el volumen, y no sobre las
superficies reales de la construcción. Como los intercambios radiativos se operan a través de
las superficies, el balance térmico necesita un parámetro adicional – el ángulo de incidencia
de la luz directa o difusa sobre los objetos –, que se programará en una versión posterior.
No obstante, si nos hemos detenido a estudiar la luz en el volumen, es porque
tenemos la intuición de que eso también es importante para la arquitectura, que no se
reduce al balance térmico. Sólo sabemos dibujar las superficies, pero vivimos y sentimos en
el volumen: esta paradoja era el tema propuesto este año a los usuarios de Heliodon.