Los escudos medievales servían para proteger a los caballeros en batalla y expresar su historia y origen. Variaban en forma según la época y cultura, como ovalados para los bizantinos o de almendra para los normandos. Solían decorarse con símbolos como cruces, animales o coronas que representaban la familia, reino o estatus del caballero. Los escudos jugaban un importante papel militar y de identidad personal para los combatientes medievales.