La guerra del Pacífico fue desencadenada por el aumento de impuestos a la extracción de salitre en el territorio boliviano de Antofagasta, que generó un conflicto entre Chile y Perú, culminando en varias batallas navales y terrestres. A pesar de un comienzo desfavorable, Chile aseguró su dominio sobre regiones como Tarapacá y Arica, finalizando la guerra con el tratado de Ancón en 1883, que permitió la chilena de estos territorios. Las consecuencias incluyeron un aumento del territorio chileno, el fortalecimiento militar y la modernización económica, aunque también generó tensiones diplomáticas con Bolivia y Argentina.