El "deleite de los hijos de Dios" se refiere a la alegría y satisfacción que Dios siente al observar y relacionarse con aquellos que son sus hijos, aquellos que lo aman y siguen sus caminos. Implica que Dios se complace en la relación con sus hijos, en sus acciones y en la forma en que viven sus vidas en obediencia y amor a él.
Cuando como hijos nos deleitamos en Dios, experimentamos gozo, paz, contentamiento y satisfacción en sus vidas.
En resumen, el deleite de los hijos de Dios es una expresión de la relación de profunda intimidad y comunión con Él, relación satisfactoria que existe entre Dios y aquellos que lo aman y lo siguen. Es un deleite que se manifiesta en la adoración, el servicio, la obediencia y la búsqueda de su voluntad.