Makarenko organizó colonias para jóvenes delincuentes y vagabundos en la Unión Soviética en las décadas de 1920 y 1930. Enseñó a los jóvenes mediante el trabajo en grupo y la colectividad ordenada, ayudándolos a retomar el buen camino y rehacer sus vidas. Su enfoque en la educación a través de la colaboración y la solidaridad les permitió a los jóvenes convertirse en ciudadanos productivos.