La metodología propone un enfoque participativo para diagnosticar la vulnerabilidad e impactos del cambio climático en la seguridad alimentaria de comunidades altoandinas. Incluye talleres comunitarios, entrevistas y observación en el campo para caracterizar los sistemas productivos, seguridad alimentaria, cambios significativos, vulnerabilidad y estrategias de reducción de riesgos. El objetivo es conocer cómo afecta la variabilidad climática a la seguridad alimentaria de familias campesinas.