El plan urbano de París, liderado por el barón Haussmann entre 1850 y 1870, reestructuró la ciudad para mejorar la infraestructura, la estética y las condiciones de vida, promoviendo la segregación social y modernizando el sistema de saneamiento. Este proyecto ambicioso buscaba transformar París en el centro del mundo, dando lugar a un modelo que influiría en otras ciudades a nivel global. Las intervenciones urbanísticas, interconectadas con un enfoque de embellecimiento y saneamiento, establecieron a París como un referente de la modernidad urbana.