La reproducción asexual permite la multiplicación rápida de los organismos a través de procesos como la bipartición, gemación y esporulación donde las células hijas son genéticamente idénticas al progenitor. Aunque la reproducción asexual es ventajosa cuando el medio ambiente es estable, ante cambios los organismos asexuales solo pueden variar a través de mutaciones al azar lo que limita su capacidad de adaptación a largo plazo.