El estilo románico surgió en Europa entre los siglos XI y XIII como consecuencia del renacimiento espiritual y la prosperidad material. Se caracterizó por la construcción de numerosas iglesias empleando elementos arquitectónicos romanos combinados con influencias orientales y germánicas. El románico se difundió por toda Europa gracias a la expansión de órdenes religiosas como Cluny y Císter, las peregrinaciones como el Camino de Santiago, y el aumento de la influencia de la Iglesia.