El documento se centra en la importancia de Jesús en la catequesis y evangelización, resaltando que la formación debe ser un proceso continuo orientado al servicio. Además, subraya el llamado individual de Dios a cada persona y la necesidad de mantener el fervor y la alegría en la misión evangelizadora. Finalmente, se hace un llamado a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y cómo compartimos esa fe con otros.