Este documento analiza los problemas fundamentales de Venezuela y argumenta que la "materia prima defectuosa" del país son sus propios ciudadanos. Señala que los venezolanos tienen vicios como la deshonestidad, la falta de valores y la irresponsabilidad que han impedido el desarrollo de la nación, independientemente de quién esté en el poder. Concluye que para que Venezuela prospere, su gente debe cambiar y asumir la responsabilidad de construir un país con valores éticos y respeto por la ley.