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A pesar de la destrucción que los rodea, los retornados en el sur de Siria están felices de volver finalmente a casa

Historias

A pesar de la destrucción que los rodea, los retornados en el sur de Siria están felices de volver finalmente a casa

A pesar de regresar a un hogar dañado y a la falta de servicios, la exrefugiada Ibtihal mantiene la esperanza, pero es necesario más apoyo internacional para satisfacer las necesidades humanitarias y garantizar la recuperación duradera de Siria.
12 Febrero 2025 Disponible también en:
Una pareja y su hijo adolescente frente a una casa dañada con grafitis en la pared

Los exrefugiados Ibtihal (al centro), Abu Abbas (a la derecha) y Omar (a la izquierda) frente a su casa dañada por los proyectiles en la gobernación de Dar'a, sur de Siria.

Sentada en la sala de su casa destrozada por los proyectiles en la ciudad meridional siria de Sheikh Miskeenin, en la gobernación de Dar'a, Ibtihal, de 52 años, describe la oleada de emociones que sintió hace tres semanas cuando ella y su esposo cruzaron finalmente de regreso a Siria después de doce años de vivir como refugiados en Jordania. 

“Cuando llegué por primera vez y me paré en la frontera, me emocioné y me puse a llorar”, cuenta Ibtihal. “Estaba tan feliz y emocionada por volver... Llevaba 12 años sin estar en mi país y sin ver a mi familia”.

Después de haber estado tanto tiempo separada de su hogar y de sus seres queridos, los pensamientos de Ibtihal se volvieron hacia algunos de los acontecimientos trascendentales que habían ocurrido durante su larga ausencia. “Imagínate, mi padre falleció mientras yo estaba allá [en Jordania], y mi sobrino murió a causa de un bombardeo”.

El emotivo regreso de la pareja pronto dio paso a retos prácticos al descubrir las duras condiciones a las que ahora se enfrentaban ellos y el país en general. Su casa quedó parcialmente destruida por los bombardeos durante el conflicto, y al regresar se encontraron con puertas y ventanas reventadas, el techo dañado y sin electricidad ni agua corriente. Incluso el suelo que Abu Abbas, experto en azulejos, colocó, había sido arrancado por los saqueadores.

“Cuando vi mi casa, estaba en ruinas”, afirma Ibtihal. “La vida es realmente dolorosa: faltan las necesidades básicas. El alcantarillado está bloqueado y no puedo hacer ni las cosas más sencillas. No tengo dinero para arreglar nada. Mi esposo quiere trabajar para que podamos reconstruir nuestra casa poco a poco”.

“Me impactó la situación de todo el país”, añade. “La forma en que la que viven las personas es desgarradora; apenas tienen lo básico para vivir. Si Dios quiere, algún día se reconstruirá. Tengo mucha fe en Dios en que Siria volverá a ser como antes; que se reconstruirá”.

La pareja basó su decisión de regresar no solo en el hecho de que por fin había sido posible tras el derrocamiento del gobierno de Assad, sino también porque la vida en Jordania se había vuelto más dura mientras su esposo, Abu Abbas, luchaba por encontrar trabajo. Ambos forman parte de las más de 270.000 personas refugiadas sirias que han regresado al país desde los dramáticos acontecimientos de principios de diciembre.

En la encuesta más reciente realizada entre la población refugiada siria de toda la región, el 27 por ciento de los encuestados manifestó a ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, su intención de regresar a su país en los próximos 12 meses, lo que supone un fuerte aumento en comparación al 1,7 por ciento de quienes respondieron lo mismo antes de la caída del régimen.

A pesar del creciente deseo de regresar, los resultados de la encuesta sugieren que alrededor de tres cuartas partes de la población refugiada siria no tiene planes de volver a casa durante el próximo año y está esperando ver cómo evoluciona la situación. Actualmente hay 5,5 millones de refugiados sirios viviendo en Türkiye, Líbano, Jordania, Irak y Egipto.

Obstáculos para el retorno

De acuerdo con las personas encuestadas, los factores que impiden que la población refugiada regrese a sus hogares son la falta de vivienda o de acceso a sus propiedades, la preocupación por la situación de seguridad, la interrupción de los servicios básicos y los problemas económicos, como la falta de empleo.

Estas preocupaciones se ven confirmadas por las inmensas necesidades a las que se enfrentan ahora las personas refugiadas que regresan, en medio de una crisis humanitaria más amplia que abate Siria tras años de conflicto y agitación económica. Con muchas viviendas dañadas o destruidas y los servicios de salud, agua y electricidad interrumpidos, millones de personas luchan por sobrevivir a las gélidas temperaturas invernales.

Quienes han regresado dicen que el apoyo humanitario y la asistencia financiera son esenciales para ayudarles a restablecer sus vidas mientras intentan encontrar una fuente estable de ingresos.

ACNUR y sus socios, principalmente ONG sirias, están proporcionando a los retornados y a otras personas que lo necesitan artículos domésticos básicos, reparaciones de viviendas dañadas, ayuda de emergencia en efectivo, apoyo para reponer documentos de identidad perdidos y atención psicológica, entre otros servicios.

Dado que las necesidades superan ampliamente los recursos disponibles, ACNUR insta a la comunidad internacional a aumentar su apoyo. El 13 de febrero, París será sede de una reunión con gobiernos y donantes para discutir la urgente necesidad de apoyo internacional a Siria en la transición post-Assad.

Un hombre pesa zanahorias en una balanza eléctrica para los clientes de un mercado al aire libre

Locales compran en un mercado callejero de la ciudad de Dar'a, al sur de Siria.

“Cuando las personas retornadas vuelven a casa, a menudo tienen dificultades para garantizar ingresos y, por lo tanto, se vuelven excesivamente dependientes de la ayuda humanitaria, y no quieren eso. Quieren poder pagar sus propios gastos. Así que no es solo una cuestión económica, sino también de dignidad”, señala Gonzalo Vargas Llosa, Representante de ACNUR en Siria.

“Sin una inyección de apoyo internacional, en términos de más ayuda humanitaria y actividades tempranas de recuperación y reconstrucción, las personas refugiadas retornadas no podrán reconstruir sus vidas en Siria y muchos otros refugiados en la región y fuera de ella no podrán regresar. El riesgo es que la esperanza se convierta en decepción y frustración, así que tenemos que hacer mucho más, y con rapidez”, añade.

Aunque Abu Abbas ha encontrado trabajo en la construcción y ha empezado a reparar su casa, la familia aún tiene que superar algunos obstáculos. El año pasado, en Jordania, Ibtihal recibió tratamiento contra el cáncer, pero los servicios de salud de la cercana ciudad de Dar'a se ven limitados por la falta de equipos, personal y medicamentos.

Un hombre con sombrero enmarcado en una ventana sin cristales de un edificio de bloques de cemento

Abu Abbas ha empezado a reparar la casa de su familia, dañada por los proyectiles.

“Tienes que ir a Damasco, pero el costo del viaje es demasiado alto, y simplemente no me lo puedo permitir”, explica. “Si quieres ver a un médico especialista ahí, cuesta 150.000 libras sirias (11,5 dólares estadounidenses) solo por la consulta. No tengo tanto dinero”.

El acceso a la educación es también un reto importante para la niñez refugiada retornada. Muchas escuelas están dañadas, mal equipadas y sufren escasez de personal. Los propios niños deben adaptarse a un nuevo plan de estudios, además del trastorno que supone el regreso a un país que muchos ni siquiera han visto antes.

El hijo menor de Ibtihal y Abu Abbas, Omar, de 14 años, iba a la escuela en Jordania, pero aún no se ha matriculado desde su regreso a Siria. Ayuda a su padre en su trabajo como alicatador y tiene previsto reanudar sus estudios el próximo ciclo escolar.

Una madre rodea con el brazo a su hijo adolescente, ambos sentados con las piernas cruzadas sobre cojines en el suelo de una sala

Ibtihal y su hijo menor Omar, de 14 años, sentados en la sala de su casa dañada en Sheikh Miskeen, en la gobernación siria de Dar'a.

Mantener la esperanza

“Los retos aquí son muchos. Estamos en una comunidad con enormes necesidades... hay mucha destrucción”, explica Hiba Shannan, Oficial Auxiliar para la Protección de ACNUR en Dar'a. “Las personas están volviendo a vivir [en casas] sin tejados, sin cocinas, sin servicios adecuados, sin infraestructuras adecuadas. Estamos aquí para responder y proporcionar servicios. Con la comunidad estamos intentando priorizar a qué responder primero”.

“Sin embargo, [también] hay vida”, añade Shannan. “Veo en los ojos de las personas retornadas que dicen: por fin estamos en casa, en nuestra patria. Esto les da una esperanza que nunca encontrarían en ningún otro lugar. Están dispuestos a ir a zonas donde faltan servicios porque sienten que pertenecen a ellas”.

Este es el caso de Ibtihal y Abu Abbas, quienes, a pesar de todos los retos, están felices de estar en casa y ven el futuro con optimismo.

“Mantenemos la esperanza”, concluye Ibtihal. “Si Dios quiere, volveremos a vivir con amor y amistad, y la vida volverá a ser como antes”.