Asistencia a las víctimas

La protección de las víctimas de la explotación y los abusos sexuales es nuestra prioridad. La ONU garantizará que las víctimas reciben el apoyo y la atención que merecen, desde el momento en que se recibe una acusación.

En 2007, la Asamblea General adoptó la Estrategia amplia de las Naciones Unidas sobre la asistencia y el apoyo a las víctimas de la explotación y los abusos sexuales cometidos por personal de las Naciones Unidas y personal asociado. Dicha estrategia garantiza asistencia coordinada a las víctimas, lo que abarca atención médica, apoyo psicosocial, asistencia jurídica y necesidades básicas como alimentos, ropa y alojamiento. La estrategia se aplica a todo el personal de las Naciones Unidas, consultores, voluntarios, contratistas, fuerzas de mantenimiento de la paz y personal de organizaciones asociadas.

En 2017, el Secretario General estableció la función del Defensor o Defensora de los Derechos de las Víctimas para garantizar un apoyo permanente a las víctimas de explotación y abusos sexuales en todo el sistema de las Naciones Unidas. La Defensoría de los Derechos de las Víctimas colabora con los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones de derechos humanos para crear redes de apoyo sólidas y velar por que las leyes locales ofrezcan recursos efectivos a las víctimas.

En 2016 se designaron oficiales superiores de derechos de las víctimas (SVRO, por sus siglas en inglés) en zonas con altos índices de denuncias de explotación y abusos sexuales. Estos funcionarios velan por que las víctimas sean tratadas con respeto, sensibilidad y compasión, y para que reciban la asistencia oportuna. Los defensores de los derechos de las víctimas también mantienen informadas a las víctimas sobre el estado de sus casos y respaldan las reclamaciones de paternidad y manutención de los hijos nacidos de estos incidentes.

En 2016, el Secretario General estableció el Fondo Fiduciario de Apoyo a las Víctimas de la Explotación y los Abusos Sexuales. El Fondo Fiduciario ha sido fundamental para subsanar las deficiencias en los servicios prestando un apoyo vital a las personas denunciantes, las víctimas y los niños y niñas nacidos como consecuencia de la explotación y los abusos sexuales, así como para fomentar la resiliencia a través de programas de divulgación comunitaria y asistencia específica.